19 setembro 2010

La Tarjeta Postal en Chile: Modernidad, hegemonia y estética en su discuro y imagen - Jacqueline Rivera

La tesis de Jacqueline Rivera analisa el discurso manuscrito por el emisor real de las tarjetas postales, el discurso impreso pelo editor, el discurso imagetico (fotografia, dibujo o pintura), orígen o autoria y los íconos paratextuales (sellos, timbres, marcas de correo, etc). Aqui escribo algunas partes del texto que a mi me interesan.


La tarjeta postal como genero
Por tratarse de una estrecha relación entre discurso e imagen, la tarea de hablar sobre un genero de la postal resulta compleja pese a la simplicidad del objeto. Para ellos se debe indagar en su anverso y reverso. Se convierte en una correspondencia híbrida que transita en dos camplos que unem su ambiguedad comunicativa: texto e imagen en un dobre espacio convertido en el objeto. Así, la imagen entra en diálogo con lo escrito, incluso, con lo no-escrito. Su lengraje rápido e inmediato predominan en lo linguistico y su posición misma como artefacto comunicacional moderno se refleja en el uso de la fotografia.
El género postal nace y es producto de la modernidad. Este se distingue por sus pautas: la brevedad, la recepción fragmentada y la polisemia de sus íconos.
"The postcard as a genre gives us the history of the (wo)man in the street; every postcard, every exchange of postcards, is a narrative. It is a dynamic, context-sensitive narrative when the postcarding exchange takes place" Jan-Ola Östman



Artefacto postal, de lo privado a lo público
su inmediatez interviene con un mensaje básico, redactado como un evento noticioso. La postal acarrea la misma composición del pensamiento de massas. "postcards remind us of the price we pay (to culture, to the state, to capitalism) for our images and mesages."

"Cada postal es un intento por simplificar y resumir la experiencia de cierto lugar, tanto para nosotros como para quienes se quedaron encasa. La “construcción” de la cultura es un proceso complejo: involucra simultáneamente la forma en que nos gustaría que otros nos percibieran, la forma en que los otros nos ven y, de hecho, lo que somos. Las postales no son documentos neutrales ni científicos; pero como la cultura y la historia, se “construyen” para ser consumidas y, por tanto, constituyen ficciones de complicada fabricación.” Carlos Monsivais


Generos hibridos

"donde existe un estilo existe un genero", así, el genero postal tiene su propio estilo, su forma de moverse, su manera de acomodarse al reducido espacio enla cual le tocó expresarse. Lo que hace que la tarjeta postal como dispositivo genérico, con la combinación de sus dos discursos tan diferentes, sea un género moderno, híbrido y personal es que no comparte el anonimato de sus correligionarios más cercanos (la publicidad, fotografía, el graffiti). Es la inscripción personalizada del remitente como en la carta.
Así la carta, al igual que la postal, muestra relaciones entre diálogo, intimidad, familiaridad. La carta es señora de campo, pasiva y morosa; la postal es una adolescente con frenos, estupefacta ante las luces de la ciudad. Ambas discursan lo íntimo, pero la primera cierra su contenido y lo sella dentro de un sobre, la segunda sólo balbucea unas palabras entre café y café; es todo el tiempo, y el espacio, que tiene. Compartir el toque cotidiano de su lenguaje, los referentes temporales de fecha, lugar, sello, la distancia y la autoría del sujeto de enunciación contrastan similarmente con la carta, la cual pertenece a lo secreto, lo íntimo, a su rigidez de correspondencia con su marca de “privada”. La postal se encontrará, más adecuadamente insertada, en el momento histórico como anticipo de los discursos que se avecinan.
En su estado de hibridez genérica, ésta ordena sus dos modalidades textuales, icono y palabra, con escalones que elaboran una bifocalización en términos de género. De manera que, forma y discurso producen relaciones de totalidad y fragmentación tanto en su producción como en su recepción.


Conclusiones
Hablar de brevedad en el discurso postal es remitirse directamente a un lugar indeterminado desde su propia naturaleza. La falta de espacio, la inmediatez en el que discurso transcurre y la síntesis y economía de palabras en el texto se perciben como ausencias en donde el receptor debe armar el mensaje. Por ello recurre el lector a lo que la postal le proporciona: una fotografía y un discurso breve que deben complementarse. A esto se le añade el carácter ingenioso del lenguaje que puede recurrir a la poesía, al acomodo escultórico de la letra en el espacio y/o al concentrado de significantes y significados. Por ello, hablamos de una receptoriedad especial. Lo que se traduce a una estética muy propia y única del género postal.

No sorprende, entonces, que en la tarjeta postal no haya enjuiciamiento estético. Su relajación artística recae en su modalidad plenamente estética, concentrando su fuerza en el estilo, de manera que, aunque resulte frívola en ocasiones, conlleve un mecanismo liberador, sin distinción entre objeto único y/o producto de masas. Se advierte que puede superarse el obstáculo de culto, para trascender sobre una nueva visión del mundo con un espíritu modernamente democrático y burgués. Y es en este acto liberador donde radica la apertura de la sensibilidad hacia nuevas fronteras; la confortabilidad del disfrute sin insistir en la seriedad del buen (o mal) gusto.




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